sábado, 19 de marzo de 2011

La noche estelar de López pulverizó las dudas que rodeaban al uruguayo

19.03.2011


¿Cómo está Rodrigo López? ¿Por qué no lo ponen de titular? ¿Recuperó totalmente su mejor forma física y futbolística? Las preguntas que tantas veces se escucharon durante la recta inicial de este semestre competitivo, encontraron respuestas contundentes en un jueves memorable para la carrera profesional del delantero uruguayo.

López la rompió. Hizo muchas cosas bien y algunas, como el cabezazo que terminó en su segundo gol, directamente brillantes. Su menú de alaridos noctámbulos significó sólo la vidriera de un negocio impresionante. Tantos besos con la red venden muy fácil a cualquier artillero, pero lo que más impactó fue su permanente conexión con el armado del juego. Partiendo de una ubicación geográfica en el campo muy parecida a la que suele transitar Gastón Fernández, jamás perdió contacto con la pelota. Nunca estuvo quieto. Corrió un montón, atoró a los defensores rivales y la pidió siempre.

Tocaba Verón (por momentos, ofreció perlas del altísimo nivel que tuvo en la Libertadores del 2009), tocaba Braña (el "Chapu" se muestra cada vez más completo en la doble tarea de abortar la creación ajena y potenciar la propia), se enganchaba desde su generosa humildad Raúl Iberbia (para sacarlo del equipo titular van a tener que llamar al ejército) y él, la gran figura de un espectáculo que no tuvo equivalencias, también demostró que, de a ratos, podía vestirse de enganche. Multifacético, ya en el primer minuto le entregó una precisa habilitación entre líneas al "Rana", que significó el prólogo de una producción personal muy difícil de empardar.

FLOR DE PALIZA

Cuando el árbitro Martín Vázquez pitó el final del primer tiempo, los hinchas albirrojos se felicitaron mutuamente por lo que habían ofrecido sus representantes adentro de la cancha. Las sonrisas se multiplicaron por cada sector del estadio que se va a extrañar.

El castigo sufrido por los paraguayos había sido muy grande. Guaraní dejaba la piel en el costoso ejercicio de cruzar la frontera de la mitad del campo y acercarse a Orión, durante largos pasajes, le pareció una utopía. Estudiantes lo asfixió de modo permanente y con la pelota en su poder, le hizo sentir que el resultado final estaba cantado.

Tan efectivos fueron los aportes del "Rorro", la "Brujita", Braña y Leandro González que hasta disimularon la discreta injerencia de Enzo Pérez. Atacando en bloque, haciendo circular el balón, cambiando el ritmo y siendo vertical en el instante apropiado, Estudiantes se regaló una noche plena.

Hoy, en la sala de espera del severo examen frente a Racing, Berizzo también sonríe. Evalúa repetir la formación titular y eso indica un alto grado de conformismo. Sólo el grosero error de Facundo Roncaglia, expulsado correctamente por un codazo desubicado con el clima del partido, molestó tanto al entrenador como para recriminárselo, con altura y diplomático lenguaje, en la conferencia de prensa. El defensor que él tanto considera generó un problema de la nada. Con uno menos, sus compañeros debieron correr más, no brillaron tanto en el segundo tiempo, Guaraní acumuló cuatro llegadas peligrosas y hasta convirtió un gol.

No es difícil adivinar que, en la intimidad del grupo, debe haber existido un fuerte reto para el hombre que llegó de Boca.

En el grupo 7 de la Libertadores argentinos y brasileños son los firmes candidatos a clasificar. Estudiantes martilló su fuerte tradición copera con un triunfo que hizo ruido grande en el continente. Si a esto le sumamos que Hernán Rodrigo López jugó y facturó como nunca antes con la camiseta roja y blanca, se puede afirmar, sin temor a equívocos, que a mitad de semana el "León" volvió a sentirse capaz de todo.

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