31.03.2011
Hay una certeza ineludible y es que este equipo supera todo, mucho o aquello que no puede tener, con oficio, con experiencia, con carácter. Ayer, nació desde este último punto, de su presencia, de su personalidad, y lo complementó con lo demás. No fue ésta la mejor versión de Estudiantes, por momentos hasta expuso el partido, pero es la versión del esfuerzo, del que se planta y va, del que sabe por lo que está jugando (el sólido Banfield, en esa misma cancha, recibió tres). Tuvo que afrontar este desafío con bajas considerables: Braña (acaso hoy el mejor), la Gata (su mejor delantero), Ré y Roncaglia (sus stoppers). Es decir, vio resentido su andamiaje defensivo y ofensivo. Pero ahí está, otra vez, en octavos. Otra vez como el primer equipo argentino en la Copa (el primero de nuestro país clasificado). Otra vez en el mano a mano, donde Estudiantes se hace más fuerte. Ayer el equipo fue a conseguir lo que necesitaba. Y se lo trajo. Lo pudo haber hecho, incluso, ganando, sino fuera por esa mano infantil de Nelson Benítez. Por lo demás, es todo por destacar. Primero en el torneo y en la segunda fase de la Copa. ¿Qué más? ¿Quién hubiera dicho, tras el 0-5 con Cruzeiro, que estaría clasificado una fecha antes? Bienvenidos a Estudiantes-equipo. Y a un recuerdo. Lo dijo Verón, cuando había sonado la alarma por la goleada en el debut. “En la Copa siempre nos tocó arrancar mal....”. Nada es casual.
Fuente: Olé
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