21.03.2011
La exquisita definición de Hernán Rodrigo López, que sigue sorprendiendo gratamente con su efectividad, en cierta manera pudo dar por tierra con un partido olvidable, el que se jugó ayer en el Cilindro de Avellaneda.
Faltaba poco para el cierre, y el tedio ya había ganado a todos. Las imprecisiones habían sido una constante por ambos lados y hasta parecía que se habían conformado con el empate, cuando entró en escena el delantero uruguayo.
El Roro López tiene el arco entre ceja y ceja, eso es evidente. Porque a los 39' Enzo Pérez alargó una pelota sobre la derecha para Barrientos, lo trabaron pero le quedó servida al uruguayo que, sin dudar, le pegó con derecha con una sutileza llamativa, la pelota viajó por arriba y cayó detrás del golero De Olivera, que le tiró infructuosamente el manotazo.
El uno a cero terminó depositando a Estudiantes en lo más alto del torneo Clausura, igualando, con doce puntos, la línea de su vencido.
Ayer se enfrentaban el puntero con el último campeón y se esperaba entonces un partido con empuje, vibración, situaciones de riesgo, mucho ida y vuelta. Pero, fue muy táctico, muy trabado, muy conversado, con un arbitraje muy malo que permitió el reclamo y la protesta persistente y que le anuló mal un legítimo gol a Racing, convertido por Teófilo Gutiérrez, y que por momentos fue un auténtico fiasco.
El primer tiempo se fue sin pena ni gloria. Los dos se repartieron el protagonismo pero, como las defensas estaban bien paradas y la lucha en el medio era total, las emociones en las áreas brillaron por su ausencia.
El partido se hizo trabado, luchado, más peleado que jugado, y por si fuera poco el árbitro Diego Abal anduvo de error en error, permitiendo el reclamo, la protesta airada y el reclamo persistente de que amoneste a aquel que cometiera alguna falta, e ignorando olímpicamente los agarrones y empujones, con olor a penal, que le cometieron de continuo a Desábato los tres habitantes del fondo de la Academia.
Aquel predominio que había tenido la visita en el cierre de la primera etapa, con el despliegue reconocido de Braña y Verón, y que se apoyó además en una defensa atenta y expeditiva, aunque con poca resolución arriba, varió radicalmente en el complemento.
Es que Racing se animó un poco más y fue a a presionar más arriba. ¿Esto mejoró el partido? Nada que ver. Siguió igual, solo que Estudiantes tuvo que hacer un mayor esfuerzo físico, que dejó su huella en algunos jugadores, aunque no hizo mella en el objetivo, que era ir por la victoria.
A esa ilusión Abal le dio una mano al anularle un gol legítimo al colombiano Gutiérrez, a quien el línea Beares vio erróneamente adelantado y compró entonces el árbitro.
El partido estaba para cualquiera de los dos, y el gran pecado de Racing fue haberle dejado esa pelota boyando en la puerta del área al uruguayo Rodrigo López. Este le entró de derecha de emboquillada y con gran sutileza el balón viajó por arriba, estirilizando el esfuerzo de De Olivera.
Fue un duro golpe a la ilusión de la Academia, que no anduvo bien, aunque propuso algo más, y robusteció el ego de Estudiantes que, de a poco, se está apareciendo más al último campeón, pero todavía le falta bastante.
Esta vez le alcanzó con el esfuerzo solidario, con la entrega y la disposición táctica. El resto, para que se abrazara a una victoria importantísima porque lo volvió a depositar en la punta, fue con esa "perla" de su increíble goleador, que sigue sorprendiendo con su efectividad.
Fuente: Diario EL DIA
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