“Nos equivocamos y pagamos”, dice Alberto Poletti, con esa misma frialdad que fue virtud en su puesto y lo llevó a ser uno de los grandes de la historia. Es cierto que pasaron varios años de aquel 22 de octubre de 1969, pero fue un día que seguramente marcará su vida como todas esas medallas que cuelgan de su pecho. Esa recordada segunda final contra el Milán en la Bombonera, por una nueva Intercontinental, tuvo más roces que juego y terminó en una batalla campal de proporciones, al punto que Poletti, Aguirre Suárez y Manera (estos dos habían sido expulsados, incluso, en el partido) terminaron presos durante 30 días en la cárcel de Devoto. La orden de detenerlos fue del general Juan Carlos Onganía, por entonces presidente de facto. “Eran leyes de contravención muy estrictas, que a la postre fueron violentas. Y como venía del Poder Ejecutivo había que acatarlas. Fuimos presos políticos”, explica Poletti, quien cuenta algo que mucho no se conoce: cómo fueron esos días en la cárcel. “Estábamos los tres juntos. Y por suerte, apartados del resto de los internos de Devoto. No teníamos contacto con ellos, aunque sí del mismo régimen de visitas: sólo dos veces por semana”.
Eso sí, por esa misma extraña situación que los tenía encerrados, al menos gozaban de ciertos privilegios. “No comíamos la comida de la cárcel, sino que podíamos recibir la de nuestras casas. Y teníamos un televisor, en el que podíamos ver los resultados de los partidos que se seguían jugando. ¿Qué hacíamos el resto de las horas? Leíamos mucho, jugábamos a las cartas…”.
Fue la mancha negra del Estudiantes multicampeón. Por el escándalo en que terminó ese partido (no alcanzó la victoria por 2 a 1 sobre el Milán, ya que se había perdido 3 a 0 en Italia y fue la primera vez que empezó a regir la diferencia de gol) y por lo que vino luego. “¿Qué hice yo para merecer tanto castigo? Terminó el partido y fui a pegarle una patada a un italiano. Como dije, un error”, admite.
El único aspecto positivo que dejó ese hecho fue la promesa que siempre cuenta Bilardo: “Fue tan duro que nahí nos juramentamos ganar la Libertadores del 70”. Poletti lo afirma: “La adversidad siempre nos hizo más fuertes”. De eso, hay más de una muestra en las páginas de gloria del club.
Fuente: Revista Animals!
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