Sabella afronta otra vez la duda del mes: no sabe si podrá tener a Verón y a Braña o a uno de los dos. La Bruja ayer se entrenó, pero Chapu no. Qué difícil, Pachorra.
Entre tantos desafíos que tuvo que afrontar el cuerpo técnico en este cuatrimestre, uno de los más importantes es el de encarar cada semana con la incerteza de si al siguiente partido lo tendrá que jugar con el corazón, sin el corazón o con la mitad de él, como pasa desde que se lesionaron Sebastián Verón y Rodrigo Braña.
Los otros desafíos parecían imposibles de superar: rearmar un equipo tras la salida de cinco titulares de jeraquía (Cellay, Angeleri, Clemente, Sosa y Boselli), y luego pensar y desarrollar un plan para jugar sin un nueve, pues el reemplazante de Mauro (Rodrigo López) llegó para hacer una recuperación que aún no terminó. Pero no es menor el desafío que sobrevino. Se trata del “jugador más preponderante de la historia de Estudiantes” (Sabella sobre la Bruja) y acaso del mejor futbolista del torneo local (el Chapu).
Desde el 19 de septiembre, en el caso de Verón contra All Boys, y del 29 de ese mes en el de Braña contra Gimnasia, que los dos son una duda constante para el partido de turno; el primero por un esguince en el tobillo izquierdo, el otro por una lesión en un dedo del pie izquierdo. Quizás, si se hubiera tratado de dos jugadores normalitos y en otro contexto, ambos ya estarían recuperados, pues no se habrían interrumpido los procesos de rehabilitación.
Esta semana, Sabella afronta la misma duda del último mes: no sabe si podrá contar con uno, con el otro o con ninguno. Ayer, la Brujita participó del ensayo de fútbol. Gran dato si no fuera porque la semana pasada ocurrió lo mismo y el tobillo lo traicionó a último momento. El Chapu no se entrena con el resto desde hace más de 15 días. Hasta aquí se ausentó sólo por suspensión, ante Colón. Difícilmente hasta el viernes mismo se sepa la suerte de cada uno.
Tampoco se sabe el esquema que elegirá Sabella para recibir a Lanús. Ayer probó con dos. Se inclinaría por mantener la línea de tres, pues es el dibujo que, a falta de un nueve de área, permite (con dos media puntas) acompañar mejor a la Gata Fernández.
Fuente: Olé
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