18.02.2011
La sorpresa retumbó a nivel continental. Uno de los equipos más respetados de América pareció inmolarse a partir de una voracidad ofensiva que le pasó letales facturas en su retaguardia.
En un partido interesante de cabo a rabo, Estudiantes dejó la nítida impresión de no haber estado dispuesto a trabajar con paciencia la pulseada ante Cruzeiro. Y justamente por obediencia a esa premisa estratégica, no bien se halló en desventaja, se le fue encima elaborando una tóxica mezcla de fiereza y candidez que el fútbol de élite no suele perdonar.
Eduardo Berizzo, el mismo que anunció cambios graduales para ir otorgándole su impronta al reciente campeón argentino, observó, sin gestos de sorpresa, la decisión de "su" Estudiantes para plantarse en territorio azul. Por momentos, ocho de los diez hombres de campo albirrojos se habían vuelto inquilinos permanentes de la mitad de la cancha donde los dueños de casa defendieron con decisión y mañas tácticas propias de nuestro fútbol.
SIN EQUILIBRIO
Nadie podrá acusar a Estudiantes de haber ido a su debut copero cargado de temores, pero la desmesurada valentía se convirtió en irresponsabilidad estratégica desde el mismo momento en que se observó a un equipo jugado abiertamente en ataque y con rasgos suicidas en defensa.
Faltó equilibrio. Atacar siempre y con superpoblación no significa atacar bien. Cruzeiro gozó una euforia típica de carnaval a partir de haberse encontrado con un oponente castigado por su propia inocencia. Una formación madura, ganadora y sólida como es Estudiantes de La Plata no puede permitirse semejante hándicap.
De contragolpe y aprovechando enormes espacios, los derrotados en aquella imborrable final de 2009 hallaron formidables atajos para tejer su tan esperada como golosa revancha. Cruzerio se lució en gran medida por la grosera falta de inteligencia de su huésped.
En un contexto con ribetes caóticos por la diversidad de defectos, Germán Ré (un abonado a la regularidad) y Federico Fernández (ya adquirido por el Napoli luego de su destacado crecimiento) fueron los que más sufrieron en una noche muy cruel para los hinchas albirrojos. Las firmas siguen. Nelson Benítez no estuvo a la altura de las circunstancias, Desábato también mostró fallas y hasta el mismo Verón resultó fácilmente devorado por la muy rendidora presión del local. En definitiva, nadie jugó muy bien. Por desmesurada riqueza técnica y vergüenza para buscar un descuento que mereció, sólo Enzo Pérez se despegó de ese rebaño carente de brillo.
¿Por qué Estudiantes lució así, desbocado adelante e irresponsablemente desnudo atrás? ¿Acaso Berizzo pretendió ser mas bielsista que su maestro? ¿Por aplicar un sello personal trastocó la médula funcional de un equipo que supera holgadamente a la media del fútbol nacional? Lo único concreto fue que el rendimiento de Estudiantes se estancó, peligrosamente, en el rótulo de desastre.
LENTO DE REFLEJOS
Para completar una presentación inicial nada alentadora, el flamante DT recién decidió incluir a Rodrigo López a los 34 minutos del complemento, cuando a la historia ya no le quedaba ni una brisa de suspenso.
¿Por qué tan tarde? ¿Con qué sentido o ambición?
Lógicamente esto recién empieza y Estudiantes tiene potencial de sobra como para revertir la pésima experiencia inicial en la alfombra internacional. Eso sí, esta mancha para su prestigiosa estadística en la Libertadores no se borra ni se olvida fácilmente.
Fuente: Diario EL DIA
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