viernes, 5 de noviembre de 2010

El descenso y el récord

En 1993 hicieron eclosión años de penurias: luego de pésimas campañas futbolísticas,
de abruptos cambios de entrenadores y de problemas dirigenciales, el equipo terminó
como una consecuencia casi lógica en la segunda división del fútbol argentino. Fue su
primer descenso justo, ya que el primero había sido producto de la intervención en la
década del ’50.
Aunque parezca increíble, en su último partido, ya descendido, el equipo fue despedido
con vuelta olímpica, luego del triunfo ante Racing en 57 y 1. Fue un hecho casi inédito
en la historia.
Consumado el descenso, regresaron al Club dos hijos pródigos: Eduardo Luján Manera
y Miguel Angel Russo, para conducir a Estudiantes y devolverlo al lugar que por
historia y presencia le correspondía. En menos de un año lograron su cometido:
formaron un equipo extraordinario y regresaron a Primera imponiendo diversas
plusmarcas para la categoría. Fue un retorno a la medida de Estudiantes: a lo grande
(disputó 42 partidos, con 27 triunfos, 11 empates y 4 derrotas, con 86 goles a favor y 34
en contra, el récord de puntos obtenidos aún no fue superado).
En ese equipo se consolidó uno de los máximos astros del Club, Juan Sebastián Verón,
en ese entonces el óptimo ladero de Rubén Capria, quien fue considerado como el mejor
jugador del campeonato. José Luis Calderón resultó el goleador del certamen, mientras
que brillaron Carlos Bossio en el arco, el Ruso Prátola en el fondo y el Rulo París en la
mitad del campo.

Fuente: Revista Animals!

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