Muy poco, casi nada le importará al hincha haberse visto por momentos superado por un equipo alternativo repleto de juveniles. Porque cuando todo parecía conducir a un empate que podía hacerle perder la soledad de la punta, el cabezazo de la Gata aclaró todo de nuevo.
El rendimiento fue completamente de mayor a menor, tras el tempranero gol que parecía augurar un triunfo tranquilo. Pereyra aprovechó el grave error entre Matheu y Gabbarini para desde el piso abrir el marcador.
Los minutos siguientes fueron al ritmo del Pincha, como más le gusta y cómodo se siente, tocando la pelota de un lado a otro y con un Rojo mareado y perdido en la cancha.
Pero de esa forma fue perdiendo profundidad progresivamente, llegando cada vez menos a inquietar al arquero, y comenzando a ceder la pelota. Incluso fue un alivio la finalización del primer tiempo, porque los de Mohamed se adelantaban cada vez más.
Y poco duró la ventaja en el segundo tiempo, porque al minuto Martínez igualó y sembró dudas en los de Sabella, que no podían atacar y por momentos debían soportar el ole que caía desde la tribuna local, por las combinaciones de Independiente y el nerviosismo de León.
El momento clave llegó a los 40 minutos: desborde de Rodrigo López, ingresado para meterla, y cabezazo de Gastón Fernández, que debía abastecerlo. 2 a 1 y explosión Albirroja, que tuvo que aguantar los seis minutos recuperados por la demora en la salida del goleador. Sobre ese tiempo vio la roja Enzo Pérez por una patada tan violenta como ingenua, con el partido ganado.
Los memoriosos Pinchas recordarán cómo hace cuatro años y justamente en la fecha 16, Pablo Piatti metía un cabezazo fundamental en Rosario, en el luego obtenido Apertura 2006. Este cabezazo de la Gata quizás tenga el mismo destino.
Fuente: Cielosports
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