29.11.2010
Estudiantes ganaba gracias a un error de Matheu y sufrió el empate de Nicolás Martínez, el hermano del delantero de Vélez. Pero apareció Gastón Fernández y clavó el 2-1, golazo de cabeza, para el Pincha líder.
Era una final por todo lo que estaba en juego y por la rivalidad histórica que existe entre Independiente y Estudiantes. Y parecía un trámite para el Pincha, que llegaba relajado y se encontraba en ventaja a los pocos minutos gracias a un regalo de Matheu, que despejó mal y la encontró Juan Pablo Pereyra, la apuesta de Alejandro Sabella para este partido, que le terminó retribuyendo la confianza con un gol que vale medio titulo.
Estudiantes se soltó y jugó un primer tiempo manejando todo: con Braña y Verón controlando el medio y tratando de regular las energías, porque se nota que el equipo está con lo justo en este srpint final y no le sobra nada porque el plantel es corto. Independiente, bien anímicamente por la clasificación a la final de la Sudamericana, le había puesto enfrente a un equipo con muchos suplentes, pero que también quieren demostrarle a Mohamed que están para la otra lista, como Pellerano o Nicolás Martínez.
Y fue el hermano del Burrito el que casi le da a Vélez la chance de igualar al Pincha si es que gana el martes porque en el arranque del segundo tiempo clavó un zapatazo en el ángulo y puso la igualdad. Ahí apareció otro Independiente, agrandado anímicamente y tocándole la pelota al puntero. Y estuvo a punto de ampliar las ventajas ante un Estudiantes que estaba aturdido por el golazo y sin piernas para revertir la historia.
Pero no pudieron sacarse ventajas y se planteó golpe por golpe en los minutos finales. Algo que habla bien de la filosofía futbolística de Mohamed. Si hubiese apostado al clamor de la tribuna, cerraba el partido y con el empate se ganaba un poroto más entre la gente. Pero siguió apostando al buen fútbol y a la victoria. Pero no se le dio.
Y llegó la jugada de la alegría para el Pincha, porque la Gata Fernández le cambió la dirección y el palo a Gabbarini con un cabezazo bombeado a contrapierna. Un golazo en la que algunos podrán discutir las responsabilidades del arquero, pero una gran decisión de la Gata para acomodarla en el único lugar que podía porque la pelota lo sobraba.
El festejo también quedará para la polémica, porque Enzo Pérez se acercó a abrazar a La Gata y se puso las dos manos en las orejas, como cargando a los hinchas de Independiente. De haberlo visto, Laverni debió amonestardo por incitar a la violencia, pero lo vio la gente y los jugadores del Rojo que empezaron a buscarlo hasta lograr el objetivo: sacarlo del partido porque pegó un patadón en tiempo de descuento y se tuvo que ir expulsado.
La última jugada deja bien en claro con la seriedad con la que Independiente encaró el partido. Y la calentura que tenía por dejar un punto en el camino. Y hasta Gabbarini fue a cabecear en el último córner. Ganó Estudiantes y está cada vez más cerca del título. Ganó con dos goles de la Gata Fernández, un ex Racing que siempre les hace goles. Ganó y ahora sigue soñando con dar otra vuelta de la mano de Sabella.
Fuente: Olé
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