Verón acepta que pidió ser sacado, dice que este título no borra el Mundial y avisa: “No me retiro”.
Si Verón tuvo cabeza para decidir su propia salida, si la tuvo para hacerlo en el momento que lo hizo, si la tuvo para creer que lo que él podía ofrecer como conductor-líder no alcanzaba para compensar su físico maltrecho, desgastado, sin más… Entonces, por qué no pensar que lo mismo iba a pasar a la hora de definir la consecuencia, el impacto que a la luz de los hechos tuvo en el final de la historia. “El cambio lo pedí yo, sí, y terminó siendo el mejor del torneo”, reconoció la Bruja, sinceridad aun en la victoria, acaso otro gesto de grandeza.
Efectivamente, su salida le hizo bien al equipo. ¿Quién lo hubiera pensado así, cuando Estudiantes se jugaba una final? ¿Quién hubiese imaginado que se coronaría sin su capitán a bordo y que el equipo no sólo se sobrepondría al impacto de su salida sino que encontraría una versión superadora, suficiente para alcanzar la gloria? El mérito de Verón fue no haberse creído el todo de las partes. El de Sabella, elegir quién debía reemplazarlo: el héroe inesperado de la definición. “Yo sólo pedí el cambio, el que decidió el ingreso de Rodrigo (López) fue Alejandro”, confirmó la Bruja en declaraciones a Radio Gol de La Plata.
En el entretiempo, la Bruja ya había dado signos de que no iba a terminar el partido con Arsenal: se hizo masajear el gemelo izquierdo y luego, antes de dejar la cancha, le avisó al técnico que fuera masticando su salida. Por eso en los primeros minutos del segundo tiempo salió a quemar el resto para ver si podía conducir al equipo al triunfo. No le alcanzó. “Venía con problemas en el tobillo y una distensión en la rodilla. Así, por compensar de un lado, exigí el otro. Llegué hasta donde pude”, explicó el capitán.
Más allá de esto, también fue sincero al admitir que este título no es una revancha por el Mundial. “No borra aquello. Lamentablemente, lo que hice en los clubes no puede igualarlo en la Selección: tuve más sinsabores que alegrías. Lo de Sudáfrica fue algo amargo, que no terminó bien”, dijo. Y por las dudas, dejó en claro que hay más Verón para contar después de un descanso justo y reparador: “No pasa por mi cabeza el retiro. Yo quiero seguir y coincidimos con varios de los más grandes acá en terminar nuestro ciclo en el club”.
Fuente: Olé
Efectivamente, su salida le hizo bien al equipo. ¿Quién lo hubiera pensado así, cuando Estudiantes se jugaba una final? ¿Quién hubiese imaginado que se coronaría sin su capitán a bordo y que el equipo no sólo se sobrepondría al impacto de su salida sino que encontraría una versión superadora, suficiente para alcanzar la gloria? El mérito de Verón fue no haberse creído el todo de las partes. El de Sabella, elegir quién debía reemplazarlo: el héroe inesperado de la definición. “Yo sólo pedí el cambio, el que decidió el ingreso de Rodrigo (López) fue Alejandro”, confirmó la Bruja en declaraciones a Radio Gol de La Plata.
En el entretiempo, la Bruja ya había dado signos de que no iba a terminar el partido con Arsenal: se hizo masajear el gemelo izquierdo y luego, antes de dejar la cancha, le avisó al técnico que fuera masticando su salida. Por eso en los primeros minutos del segundo tiempo salió a quemar el resto para ver si podía conducir al equipo al triunfo. No le alcanzó. “Venía con problemas en el tobillo y una distensión en la rodilla. Así, por compensar de un lado, exigí el otro. Llegué hasta donde pude”, explicó el capitán.
Más allá de esto, también fue sincero al admitir que este título no es una revancha por el Mundial. “No borra aquello. Lamentablemente, lo que hice en los clubes no puede igualarlo en la Selección: tuve más sinsabores que alegrías. Lo de Sudáfrica fue algo amargo, que no terminó bien”, dijo. Y por las dudas, dejó en claro que hay más Verón para contar después de un descanso justo y reparador: “No pasa por mi cabeza el retiro. Yo quiero seguir y coincidimos con varios de los más grandes acá en terminar nuestro ciclo en el club”.
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