lunes, 20 de diciembre de 2010

El mejor del año

20.12.2010

Por CARLOS BIANCHI

Con la conquista del título del torneo Apertura 2010, Estudiantes de La Plata cerró un año en el que fue claramente el mejor equipo del fútbol argentino.

No sólo sumó más puntos que cualquier otro (un total de 85): además de consagrarse en el Apertura, fue subcampeón del Clausura (la punta se le escapó en la penúltima fecha) y disputó las tres Copas continentales, ya que a la Libertadores y la Sudamericana le agregó la Recopa, en la que cayó ante la Liga de Quito.

Lo de Estudiantes, de cualquier manera, es un proceso que empezó hace unos años y que lo llevó también a ganar el Apertura 2006 y la Copa Libertadores 2009.

Los orígenes de este lustro exitoso se pueden remontar a las buenas campañas de Merlo y de Burruchaga como técnicos, que fueron preparando el camino para la consagración bajo el mando de Diego Simeone. A un equipo ya bastante formado, un Cholo recién retirado y que había hecho sus primeras armas como entrenador en Racing le aportó las virtudes que ya tenía como jugador.

Entre esas virtudes, estuvo la garra para no darse nunca por perdidos, ni siquiera en un campeonato que tenía al Boca de La Volpe con una ventaja que parecía irremontable. Pero Estudiantes forzó una final y allí se quedó con toda la gloria.

De aquel equipo de 2006 quedaron muy pocos jugadores, pero fueron y son piezas clave. Leandro Benítez no era titular entonces, pero sí lo eran otros dos mediocampistas alrededor de los cuales se organizó y organiza el equipo: Rodrigo Braña y Juan Sebastián Verón.

No hay que olvidarse de que Verón había vuelto a la Argentina para terminar su carrera en el club que lo había visto nacer futbolísticamente, y al que lo unía toda una historia familiar que comenzaba con su padre, la Bruja. Podría haber seguido en Europa, pero eligió regresar a Estudiantes y se convirtió en un líder positivo para el plantel.

Junto a él, tuvo a un brillante teniente (como decimos en francés, su lieutenant) en Braña, y entre los dos armaron una sociedad que controla el mediocampo, uno aportando el cerebro y el otro el corazón.

Así fue como los técnicos fueron cambiando pero el rendimiento del equipo no. Y la llegada de Alejandro Sabella como técnico le dio otro plus, el de tener al mando a otro hombre "de adentro", campeón en 1982 y conocedor de la vida del club.

Con Sabella llegó la merecidísima Libertadores de 2009, que lo puso entre los mejores del mundo, en un año en el que además estuvieron a tres minutos de la gloria ante un Barcelona que finalmente se quedó con todo lo que disputó en esa temporada.

De aquel equipo, además del DT se mantienen varios jugadores: los ya mencionados Verón, Braña y Benítez, más Pérez, Fernández, Ré y Desábato.

Mantener sin cambios tanto a la conducción como al mediocampo, más un 70 por ciento del plantel, hizo que en este 2010 confirmara todo lo bueno, ganando el título que quizás más le costó, ya que llegó asediado por un Vélez que no le perdía el paso.

La gran fuerza de este Estudiantes versión 2010 es que conoce sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Así logra tranquilidad, a partir de una muy buena defensa (sólo ocho goles en contra en 19 partidos), que le daba la posibilidad de manejar los partidos sabiendo que con un gol seguramente le alcanzara y sobrara para llevarse los tres puntos.

Esto quedó en evidencia en el que a la larga fue el partido que decidió el título, ante Vélez. Estudiantes consiguió imponer su idea: fue a buscar el cero y anuló al mejor ataque del campeonato (Vélez anotó 33 goles y tuvo en Silva y Martínez a los máximos goleadores).

¿Fue justo? Los títulos no se discuten. Siempre el que más puntos suma es el campeón, eso hizo Estudiantes y ahí se acaban la polémica.

Eso no quiere decir que no haya que destacar lo de Vélez, que probablemente haya sido el equipo que mejor fútbol desplegó. Y, también, eso es resultado de una continuidad, a nivel de institución, en el trabajo de Ricardo Gareca como DT y en un plantel con ambiciones. Teniendo los delanteros con gol con los que cuenta, Vélez será gran candidato en la Libertadores del año que viene.

Y ya que volvimos al tema de las Copas, no puedo dejar de felicitar a Independiente, quien volvió a conquistar un torneo internacional al llevarse la Copa Sudamericana.

Fue una final extraña, entre un equipo descendido y otro que terminó último en su liga, a 31 puntos del campeón. Además, todo el torneo fue bizarre, como decimos en francés, ya que los mejores se fueron quedando en el camino.

Igualmente, nada de eso le quita méritos a Independiente, que tuvo el temple necesario en los momentos clave, como la ida de la semifinal ante Liga de Quito o el cierre de la final ante el Goiás, en la que parecía tener menos resto físico.

Además, el trofeo obtenido, más la posibilidad de revivir en 2011 su enamoramiento con la Copa Libertadores a la que tanto quiso en otras décadas, le van a dar un ánimo que parecía haber perdido.

Pero cuidado, que la antigua novia es un arma de doble filo: Independiente no debe descuidar el torneo local, donde puede estar rápidamente en apremios con el promedio. Y ya sabemos que a cualquier equipo que juega la Copa le cuesta también sumar en su campeonato.

Pero eso será motivo de preocupación la próxima temporada. Ahora, Independiente se merece celebrar, después de un año difícil en que que se le escapó el título local primero, y después sufrió varios cambios en su conducción. Levantar la Copa Sudamericana sirvió para dejar atrás esos malos momentos y eso no es poco.

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