jueves, 1 de septiembre de 2011

Cada vez más impotente, Estudiantes ofrece síntomas de una gran decepción

01.08.2011

Las penurias de un equipo del que se presumían resultados diametralmente opuestos a los obtenidos, no paran de lastimar su imagen. Ya maltrecha, la expectativa de verlo protagonista y hambriento por nuevas conquistas, sólo recibe generosas raciones de incertidumbre.

Los hinchas albirrojos se encuentran tan sorprendidos como tristes. "¿Qué te pasa Estudiantes?", es la pregunta que, independientemente de propiciar respuestas varias, envuelve un reto. Muchos creen que se trata de una pesadilla. Los que siguen esperando la vuelta de aquel Mauro Boselli especialista en facturar alaridos, y el arribo de un Justo Villar con aires de imbatible, se fastidian antes de aceptar semejante realidad.

PASO LO QUE NO PODIA PASAR

Estudiantes viajó a Sarandí llevando como premisa un objetivo para nada desmesurado: Debía "volver sano, sin que le provocaran más heridas"; pero regresó lastimado por un par de azotes propios de su idiosincrasia estratégica. Le ganaron como Estudiantes se cansó de ganar. Esa marcada ingenuidad también describe su andar errático.

Sabía que Arsenal es genuino propietario de una identidad táctica definida, y que lo podía complicar mediante las jugadas con pelota detenida. Bueno, lo hundió más en su profunda crisis a partir de saber usufructuar dos tiros libres en las puertas de ingreso al área "Pincha".

A partir de las declaraciones públicas de Leandro Benítez (ni el mejor ni el peor de un equipo que careció de rendimientos individuales destacados), es fácil imaginar el severo tono autocrítico que debe haber gobernado la charla privada entre plantel y cuerpo técnico en el vestuario visitante, con la derrota consumada.

Después de un primer tiempo donde pareció tomar conciencia de su coyuntura, anulando virtudes del equipo de Alfaro, hasta incomodarlo en su propio reducto, Estudiantes volvió a perderse en oscuros laberintos. Conducido por los espamos de su impotencia, avanzó sin atacar. Fue para adelante empujado por el peso de un pasado reciente dulce, aunque sin rumbo, desnudo de eficacia y quedando lejísimo de sembrar miedo en el vecindario de Campestrini.

LOS RESPONSABLES

Sobran apellidos ilustres y falta juego. Hasta aquí, la decepción es enorme. ¿Quién se hace cargo del criterio utilizado para reforzar al plantel? ¿Por qué a la hora de buscar soluciones para el déficit ofensivo está el "Rayo" Mauro Fernández antes que Guido Carrillo, delantero formado en el club? ¿Alguien averiguó en detalle la actualidad de José Luis Fernández y de Mariano González en el momento previo a su contratación? Queda en evidencia que la mera acumulación de refuerzos no garantiza resultados satisfactorios. Si así fuera, saldría campeón el que gasta más dinero.

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