lunes, 25 de abril de 2011

Los harapos del campeón acentúan el desconcierto y la bronca popular

25.04.2011

Si hubiera entrado el tiro de la "Gata" que rebotó en el travesaño, cuando el partido estaba cero a cero, probablemente hubiese ganado. Si se hubiera metido el otro gran remate de Gastón Fernández, el del segundo tiempo, el que pegó en el palo derecho de Pozo y salió muy cerca del parante izquierdo, casi seguro que Estudiantes hubiese empatado. Pero no. Ninguno fue gol y, sin embargo, nadie gobernado en su análisis por el sentido común, se atreve a ubicar a la mala fortuna en el primer párrafo de las explicaciones.

El azar hoy no es tema en la charla de su gente. La buena suerte fue sólo una de las tantas carencias que condujeron al campeón reinante del fútbol argentino hacia otra derrota hiriente. La llamativa merma en algunas prestaciones individuales ha incidido con fuerza para que los resultados dejaran de ser dulces. A un ritmo lento, pero sostenido se fue degradando el rótulo de formación intimidante; aquella que le ganaba a cualquiera y en cualquier escenario.

BOLETINES FLOJOS

¿Qué le pasa a Gabriel Mercado? ¿Cómo fue posible un decaimiento tan pronunciado en su trabajo por la banda derecha? ¿Por qué Leandro González extravió, casi por completo, la cuota de peligrosidad que construía sobre la base de su empeño? ¿Cuándo llegará el momento en que exista una relación directa entre las condiciones naturales de Facundo Roncaglia y su aporte adentro de la cancha? Los marcados declives individuales fueron socavando la fuerte estructura colectiva. Barrientos ofrece toques de categoría aislados que no prosperan hasta convertirlo en el nexo ideal con los delanteros. Verón parte de una base más elevada que el resto, pero desde el partido frente a All Boys que no consigue marcar diferencias de un modo contundente. Desábato también sufre la falta de orden atrás y es atrapado por la medianía que se transformó en el nuevo rasgo del "León".

Si a lo descripto le sumamos que JP Pereyra y Maximiliano Núñez entraron para engrosar el volumen del potencial ofensivo, y terminaron agigantando las posibilidades contragolpeadoras de Colón, el diagnóstico final se refiere a un equipo desordenado, carente de precisión y con grietas cada vez más evidentes.

LA AUTORIDAD PERDIDA

Meses atrás, Estudiantes acumulaba satisfacciones con la naturalidad que le otorgaba su juego tan seductor como eficaz. Ahora, se está acostumbrando a recibir azotes impropios para su jerarquía.

Las fechas pasan, el descontento popular va en aumento y Eduardo Berizzo, el novato director técnico que llegó de apuro y bien catalogado gracias al aura de Marcelo Bielsa, no consigue que la opinión pública le reconozca méritos. Pareció llegar convencido de lo que quería implementar. Aplicó a fondo el plan de su pizarra en Brasil, frente a Cruzeiro, y como resultado se trajo cinco amarguras en el bolso. Escuchó a los referentes, retocó la impronta y empezó a navegar contando buenas y malas.

Colón de Santa Fe, el eterno monarca de la irregularidad, se dio el gusto de ganarle otra vez a Estudiantes de La Plata. Los harapos del campeón lo hicieron posible.

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