Curioso presente el que está viviendo el equipo de Estudiantes, y también la gente que lo sigue. Está clasificado para los octavos de final de la Copa Libertadores, instancia en la que se eliminará con Cerro Porteño de Paraguay, a la vez que a pesar de la caída del pasado fin de semana ante Colón aún conserva el protagonismo en el torneo Clausura. Lo que se dice tener participación central en los dos frentes que debe atender en este segundo semestre del año. Pero a pesar de esto, su nivel de juego está lejos de ser aquel que, por ejemplo, le permitió consagrarse campeón del Apertura 2010 y el sábado un sector de la hinchada le cayó con todo al técnico Eduardo Berizzo.
Puede ganar la Copa y el Clausura, aunque sin embargo muchos parece que no ven esa realidad que se afirma en los números. El Pincha acostumbró mal a propios y a extraños, entendiéndose por esto que desde el año 2006 a esta parte alcanzó un nivel de juego y de protagonismo poco menos que inédito en el fútbol de la Argentina. Igual o quizás hasta superior al Boca que ganó todo de la mano de Carlos Bianchi. Pasaron los dirigentes, también varios entrenadores, se produjo una renovación del plantel, y los albirrojos no pararon de ganar, de gustar y de pelear cuanta competencia protagonizó.
Lo sigue haciendo, porque es uno de los grandes candidatos para ganar la Libertadores y el Clausura, pero el brillo de su juego no es el mismo y en forma insólita un sector entiende que es cuestión de sentarse a esperar el derrumbe definitivo. Los gritos que bajaron para castigar "el fracaso" de Berizzo después de la derrota frente a Colón marcaron una realidad que bien puede revertirse en cuestión de horas, pues quién puede negar que Estudiantes está en condiciones de pasar a Cerro Porteño y de encaminarse en la Copa, así como también de superar a Vélez y ganar altura en la tabla del campeonato local. La estructura se encuentra intacta, por ahí simplemente es cuestión de tiempo.
Berizzo llegó, agarró el equipo pensado por Alejandro Sabella y tuvo que salir a la cancha. Los jugadores, que se pasaron el verano ensayando una idea, de pronto tuvieron que adaptarse a otro libreto. A veces un equipo asoma en cuestión de semanas, por lo general necesita más tiempo. Y tiempo es lo que tendrían que darle a este Pincha que después de todo lo que ganó y de todo lo que mostró, ahora se encuentra ante un nuevo desafío: el de reponerse del mal momento que hace dudar a varios. El técnico, los jugadores, los dirigentes y hasta los hinchas van a tener que replantearse las cosas para que los insultos del fin de semana se transformen rápido en aplausos.
Fuente: Diario EL DIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario