viernes, 29 de abril de 2011

A Estudiantes le faltó precisión y Berizzo demoró en hacer los cambios

29.04.2011


El presente futbolístico albirrojo permite la convivencia de dos realidades que generan sensaciones encontradas. Por un lado, Estudiantes, a pesar de no haberle ganado a Cerro Porteño, sigue teniendo muy buenas posibilidades de clasificar para los cuartos de final del torneo continental más valioso. La serie está abierta, casi intacta, y de ningún modo hiere de muerte al optimismo de los hinchas del "León".

Por el otro, la falta de fluidez en el armado de juego ofensivo, sumada al escaso nivel de eficacia en la concreción de las situaciones de gol generadas, extendieron una racha que no le gusta a ningún hincha. Ambas son caras de la misma moneda. El pase a la siguiente instancia copera es posible, pero, más allá de las cualidades del rival, lo condiciona el bajo nivel de rendimiento de algunos actores albirrojos.

Apoyado sobre la acertada decisión de Berizzo de armar una línea de cuatro definida, el funcionamiento defensivo creció en solidez. Allí, Roncaglia y Federico Fernández realizaron un par de cierres muy meritorios que no pasaron desapercibidos. Estos aciertos en la retaguardia, junto a la firme actitud y el carácter inquebrantable de todos para buscar el triunfo de principio a fin, fueron los rasgos más positvos de quien mereció ganar la pulseada.

De mitad de cancha hacia adelante, estuvo la deuda principal. Con Verón impreciso, Enzo Pérez más individualista por obligación que por elección (pareciera que se abolió por decreto la construcción de juego asociado), y Barrientos entregando pequeñas porciones de desequilibrio, el producto final nunca podrá ofrecer un brillo pleno. Y si a eso le sumamos la falta de reacción en su conductor táctico-estratégico para implementar variantes, la coyuntura adquiere un sabor agrio.

VERTICALIDAD EXTREMA

Acertado o no, Eduardo Berizzo parece inculcarles a sus dirigidos la idea de atacar sin tanta elaboración, sin detenerse demasiado en el tejido minucioso del juego. Quiere que sean directos, frontales... Y eso se diferencia bastante de aquel equipo del año pasado, "gordo" en la cintura del mediocampo, ancho en el aprovechamiento de las bandas y con prolongados períodos en la tenencia del balón.

El miércoles pasado la verticalidad extrema fue constante en lo que terminó como una búsqueda ofensiva infructuosa. Estudiantes proponía, realizando el gasto más ambicioso, mientras que los paraguayos sólo rechazaban, cortaban, molestaban y hasta apelaban groseramente al juego brusco. Todo fue observado atentamente por Berizzo, quien recién a los 38 minutos del segundo tiempo ordenó la primera variante.

¿Por qué no la hizo antes? ¿Por confianza en los hombres que eligió como titulares, o por falta de lo mismo entre los que ubicó en el banco de suplentes? Sea por lo que fuere, la demora resultó perjudicial para buscar el atajo triunfal que finalmente no encontró.

La proximidad de dos compromisos sumamente valiosos (mañana ante el poderío de Vélez y el jueves venidero la revancha con el equipo de Astrada) aconseja demorar el sano debate sobre la finitud o no de este ciclo brutalmente exitoso que marcó para siempre la historia de la institución.

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