ESTUDIANTES 1967
Mañana se cumplen 40 años del primer título profesional de Estudiantes, que rompió además con la tradición de los cinco grandes. Aquel equipo dirigido por Osvaldo Zubeldía, y que tenía como principales referentes a Carlos Bilardo y Juan Ramón Verón, pasó a la historia por sus recursos poco ortodoxos: fue el primero en usar la ley del offside, en hacer tiempo y en provocar a los rivales, todo en función de lograr resultados. Un método con el que no le fue nada mal: además de aquel Metropolitano, salió tricampeón de América y ganó la Copa Intercontinental en 1968.
Es, indudablemente, el equipo más odiado de la historia. Aunque el concepto no sea del todo justo. Cierto es que entre sus tácticas se incluían algunas, digamos... poco ortodoxas. Pero nadie puede discutir la capacidad de su técnico, Osvaldo Zubeldía, ni el talento de muchos de los jugadores que lo integraban. Además, esos jugadores rompieron con una tradición futbolera intocable: fueron los primeros en salir campeones por fuera de la sagrada lista de los Cinco Grandes. Y eso se paga.
El 6 de agosto de 1967, con Guillermo Nimo de árbitro, le ganaron 3 a 0 al Racing de José en el viejo Gasómetro de Avenida La Plata con goles de Madero, Verón y Ribaudo, y se llevaron el Campeonato Metropolitano. Empezaba una historia coronada de Copas: tres Libertadores y una Intercontinental ganada en Old Trafford nada menos que frente al histórico Manchester United de George Best y Bobby Charlton. Una historia polémica que empezó con gloria y que también pasó por Devoto, adonde fueron a parar, detenidos por la policía de Onganía, Aguirre Suárez, Poletti y Manera tras la escandalosa final contra el Milan, en la Bombonera.
Racing había llegado a ese partido demasiado dulce y muy fatigado por la interminable Copa Libertadores que acababa de ganar. Estudiantes se clasificó después de ganarle a Platense uno de los partidos más extraños que se recuerden. Era baile en el primer tiempo del equipo dirigido por Angel Labruna, que ganaba 3-1.
Pachamé salvó en la línea el cuarto, y para colmo de males se desgarró el defensor Barale; así, Estudiantes se quedó con 10 porque en esa época no existían los cambios. Durante el segundo tiempo todo cambió en nueve minutos Tres goles seguidos: Verón, Bilardo y Madero, con un insólito penal. ¿Qué pasó? El joven Hurt había descolgado elegantemente un centro y Bilardo se quedó un segundo frente a él. Cuando se dio vuelta, el arquerito le pegó una patada descomunal, en ángulo de 90 grados. Penal y gol. Y Platense que se perdía la gran oportunidad de su historia. ¿Qué habrá dicho Bilardo para enloquecer de furia al pobre Hurt? Misterio. Decían que el plantel hacía “inteligencia”, averiguaba sobre la vida de sus rivales para provocarlos. Quizá. Nobby Stiles, defensor del United, jugó un tiempo casi sin ver, después de que el Doctor le quitó sus lentes de contacto duros con un hábil manotazo. Otra vez Perfumo, que jugaba y pegaba como nadie, fue expulsado por apuntar con sus tapones directamente al rostro de Bilardo, apenas iniciado un partido decisivo por la Libertadores. No, no eran ángeles.
Pero más allá de cualquier historia, Zubeldía ordenaba hacer pressing por toda la cancha y mandaba patear los córners con pierna cambiada para aprovechar la comba de la pelota cuando nadie lo hacía. Adelantaba a su defensa para dejar en offside a sus rivales, una jugada que mereció la calificación de “antifútbol” por los mismos que adoran el achique menottista, el mismo movimiento en versión progre. Fue un director de orquesta con algunos solistas extraordinarios. Poletti, un arquero adelantado a su época que sabía jugar de líbero; Manera, un lateral a la brasileña; Madero, que parecía Federico Sacchi y su estrella, la Bruja Verón, una versión de Caniggia zurdo y con más gol. Tipos con códigos y mística. Dicen que un día colocaron una estatua en la entrada al Country de City Bell, donde concentraban. Era un torso humano visto... de espaldas. “Sólo con eso podemos ser campeones nosotros”, dicen que decían. El humor, señores, es signo de inteligencia. Sólo con eso, el camino al cielo se lo tienen bien ganado.
Fuente: Diario Perfil del día 8 de julio del 2007
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