Una estadística revela que en los últimos cuatro torneos, cada vez que Estudiantes cometió un penal no pudo ganar.
En la búsqueda de un horizonte promisorio, Estudiantes debe corregir algunas cosas.
El empate del sábado 1 a 1 ante Tigre en Victoria trajo al recuerdo lo ocurrido en el partido de la segunda fecha contra San Lorenzo, cuando el equipo comenzó ganando, pero luego terminó empatando, producto de un penal en contra.
Casualmente, al igual que en el choque contra el Ciclón, el defensor Christian Cellay volvió a incurrir en una falta dentro de su propia área, que ante las imágenes televisivas no resiste ningún análisis: fue penal.
Más allá de la participación directa del jugador en los dos penales (contra San Lorenzo y con Tigre) los puntos que se dejaron en el camino pueden terminar influyendo en la concreción de los verdaderos objetivos trazados por el Pincha en el primer semestre de 2012.
La estadística indica que, en los últimos cuatro torneos, cada vez que a estudiantes le sancionaron un penal no pudo ganar.
Le pasó en el Clausura 2010, cuando me marcaron penales en contra con Gimnasia, Boca y Banfield.
La historia no se repitió en el Apertura de ese año, cuando casualmente no cometió penales en ningún partido del torneo y se terminó coronando campeón.
En el Clausura 2011 y el Apertura del mismo año incurrió nuevamente en la costumbre de cometer penales y no pudo ganarle a Olimpo y Vélez en la primera mitad del año y Tigre y Belgrano en la parte final.
Ahora, un equipo que implícitamente asume su rol de candidato no puede permitirse estos descuidos.
Si tanto se machacó en la necesidad de que Mauro Boselli vuelva al gol, era en gran medida para justificar la solvencia defensiva que había predominado en los últimos partidos. Sin embargo, en la tarde en la que goleador cortó una racha que superaba los 500 minutos de sequía goleadora, el equipo pecó de imprudencia en una jugada puntal, y Sergio Pezzota no perdonó.
El penal bien ejecutado, y cambió el rumbo del partido (hasta allí Estudiantes había sido apabullante), condenó el resultado final del encuentro y dejó al conjunto de Azconzábal sin la posibilidad de subirse a la punta y hundir a un rival que se entromete en el camino hacia la Copa Sudamericana.
Se vienen dos partidos trascendentales que terminarán de mostrarla verdadera cara de un equipo que no pierde y que sólo por el momento insinúa recuperar parte de la vieja identidad que lo llevó a ganar cosas importantes.
En la búsqueda de un horizonte promisorio, Estudiantes debe corregir algunas cosas.
El empate del sábado 1 a 1 ante Tigre en Victoria trajo al recuerdo lo ocurrido en el partido de la segunda fecha contra San Lorenzo, cuando el equipo comenzó ganando, pero luego terminó empatando, producto de un penal en contra.
Casualmente, al igual que en el choque contra el Ciclón, el defensor Christian Cellay volvió a incurrir en una falta dentro de su propia área, que ante las imágenes televisivas no resiste ningún análisis: fue penal.
Más allá de la participación directa del jugador en los dos penales (contra San Lorenzo y con Tigre) los puntos que se dejaron en el camino pueden terminar influyendo en la concreción de los verdaderos objetivos trazados por el Pincha en el primer semestre de 2012.
La estadística indica que, en los últimos cuatro torneos, cada vez que a estudiantes le sancionaron un penal no pudo ganar.
Le pasó en el Clausura 2010, cuando me marcaron penales en contra con Gimnasia, Boca y Banfield.
La historia no se repitió en el Apertura de ese año, cuando casualmente no cometió penales en ningún partido del torneo y se terminó coronando campeón.
En el Clausura 2011 y el Apertura del mismo año incurrió nuevamente en la costumbre de cometer penales y no pudo ganarle a Olimpo y Vélez en la primera mitad del año y Tigre y Belgrano en la parte final.
Ahora, un equipo que implícitamente asume su rol de candidato no puede permitirse estos descuidos.
Si tanto se machacó en la necesidad de que Mauro Boselli vuelva al gol, era en gran medida para justificar la solvencia defensiva que había predominado en los últimos partidos. Sin embargo, en la tarde en la que goleador cortó una racha que superaba los 500 minutos de sequía goleadora, el equipo pecó de imprudencia en una jugada puntal, y Sergio Pezzota no perdonó.
El penal bien ejecutado, y cambió el rumbo del partido (hasta allí Estudiantes había sido apabullante), condenó el resultado final del encuentro y dejó al conjunto de Azconzábal sin la posibilidad de subirse a la punta y hundir a un rival que se entromete en el camino hacia la Copa Sudamericana.
Se vienen dos partidos trascendentales que terminarán de mostrarla verdadera cara de un equipo que no pierde y que sólo por el momento insinúa recuperar parte de la vieja identidad que lo llevó a ganar cosas importantes.
Fuente: Diario HOY
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