Están los jugadores pero todavía el equipo de Estudiantes no aparece. El propio entrenador y los mismos jugadores coincidieron anoche que el equipo no jugó bien y que el empate ante Newell's Old Boys (debutó el técnico Gerardo Martino) tuvo sabor a poco.
Mauro Boselli, de penal, puso en ventaja al equipo albirrojo en el primer tiempo, y Maximiliano Urruti, en el arranque del complemento, estampó la igualdad en el amanecer del complemento ayer en el Estadio Unico.
En su debut en el torneo Clausura, al equipo del Vasco Azconzábal todo se le hizo cuesta arriba. Por el planteo que le hizo el rival rosarino, que le complicó mucho las cosas, y porque afloraron fisuras en sus líneas y, lo más llamativo, las individualidades no estuvieron a la altura de sus antecedentes y, todo eso, no hizo más que tuviera poco volumen de juego y, por ende, lo que expuso en el campo de juego no le alcanzó para superar a un equipo corredor y entusiasta como el rojinegro.
Estudiantes tuvo solamente 15' para ilusionar. Fue en el final de la primera etapa en donde pudo triangular amigándose con la pelota, pudo romper por los costados y se encontró con el gol, cuando había llegado, hasta allí, muy poco ante Peratta.
Un buen córner que a los 34' ejecutó Verón desde la derecha y que buscaba la cabeza de Desábato, un agarrón de Víctor López le impidió concretar su objetivo al zaguero local y el árbitro Silvio Trucco, de pobre desempeño anoche, sancionó la pena máxima.
Y fue Boselli, tras la invitación del capitán Verón, que había dado la sensación que se hacía cargo de la acción, el encargado de mover el marcador rematando bajo de derecha, al palo también derecho de Peratta que se movió hacia el otro costado.
Hasta esa recuperación albirroja, dio la sensación que Newell's se había manejado mejor aunque sin evidenciar profundidad alguna.
Estudiantes asomó perdido, no presionó, lo dejó hacer a los rosarinos y tampoco estuvo resuelto en ataque, en donde también se perdió en imprecisiones, y esa superación en el cierre, sumada la irresponsabilidad de Víctor López, le dio la posibilidad de irse al descanso en ganancia.
Si el local había tenido problemas en la distribución del juego, esta situación se agravó notablemente en la segunda parte. Porque Verón, con un problema en el isquiotibial derecho dejó la cancha a los 6' reemplazado por el Chino Benítez, justo cuando Newell's, en su primera llegada ante Andújar, empató con una muy buena resolución de Maxi Urrutia.
Habilitado con un pase largo por Pablo Pérez, el delantero aprovechó el quedo manifiesto de los centrales pincharratas y con un remate bajo superó la salida del golero albirrojo.
El equipo del Tata Martino había intentado hasta alló presionarlo a Estudiantes para luego contragolpearlo, y a su favor contó que éste se había quedado sin su brújula futbolística y, para colmo, sin seguridad en el manejo de la pelota, sencillamente porque sus individualidades estuvieron muy por debajo de sus posibilidades.
Los cambios que ensayó Azconzábal no cambiaron mucho el juego del equipo, pero quedó evidenciado que le costó mucho encontrar los espacios ante la presión que le ejerció el rival. No tuvo variantes, careció de volumen de juego y sus individualidades no estuvieron encendidas. Por todo eso quedó un sabor a poco en esta primera presentación pincharrata en el Clausura, que no estuvo a la altura de lo que se esperaba.
Está claro que el partido fue muy pobre, aburrido, de vuelo bajo, con muy poco juego y escasas llegadas sobre las vallas.
Mauro Boselli, de penal, puso en ventaja al equipo albirrojo en el primer tiempo, y Maximiliano Urruti, en el arranque del complemento, estampó la igualdad en el amanecer del complemento ayer en el Estadio Unico.
En su debut en el torneo Clausura, al equipo del Vasco Azconzábal todo se le hizo cuesta arriba. Por el planteo que le hizo el rival rosarino, que le complicó mucho las cosas, y porque afloraron fisuras en sus líneas y, lo más llamativo, las individualidades no estuvieron a la altura de sus antecedentes y, todo eso, no hizo más que tuviera poco volumen de juego y, por ende, lo que expuso en el campo de juego no le alcanzó para superar a un equipo corredor y entusiasta como el rojinegro.
Estudiantes tuvo solamente 15' para ilusionar. Fue en el final de la primera etapa en donde pudo triangular amigándose con la pelota, pudo romper por los costados y se encontró con el gol, cuando había llegado, hasta allí, muy poco ante Peratta.
Un buen córner que a los 34' ejecutó Verón desde la derecha y que buscaba la cabeza de Desábato, un agarrón de Víctor López le impidió concretar su objetivo al zaguero local y el árbitro Silvio Trucco, de pobre desempeño anoche, sancionó la pena máxima.
Y fue Boselli, tras la invitación del capitán Verón, que había dado la sensación que se hacía cargo de la acción, el encargado de mover el marcador rematando bajo de derecha, al palo también derecho de Peratta que se movió hacia el otro costado.
Hasta esa recuperación albirroja, dio la sensación que Newell's se había manejado mejor aunque sin evidenciar profundidad alguna.
Estudiantes asomó perdido, no presionó, lo dejó hacer a los rosarinos y tampoco estuvo resuelto en ataque, en donde también se perdió en imprecisiones, y esa superación en el cierre, sumada la irresponsabilidad de Víctor López, le dio la posibilidad de irse al descanso en ganancia.
Si el local había tenido problemas en la distribución del juego, esta situación se agravó notablemente en la segunda parte. Porque Verón, con un problema en el isquiotibial derecho dejó la cancha a los 6' reemplazado por el Chino Benítez, justo cuando Newell's, en su primera llegada ante Andújar, empató con una muy buena resolución de Maxi Urrutia.
Habilitado con un pase largo por Pablo Pérez, el delantero aprovechó el quedo manifiesto de los centrales pincharratas y con un remate bajo superó la salida del golero albirrojo.
El equipo del Tata Martino había intentado hasta alló presionarlo a Estudiantes para luego contragolpearlo, y a su favor contó que éste se había quedado sin su brújula futbolística y, para colmo, sin seguridad en el manejo de la pelota, sencillamente porque sus individualidades estuvieron muy por debajo de sus posibilidades.
Los cambios que ensayó Azconzábal no cambiaron mucho el juego del equipo, pero quedó evidenciado que le costó mucho encontrar los espacios ante la presión que le ejerció el rival. No tuvo variantes, careció de volumen de juego y sus individualidades no estuvieron encendidas. Por todo eso quedó un sabor a poco en esta primera presentación pincharrata en el Clausura, que no estuvo a la altura de lo que se esperaba.
Está claro que el partido fue muy pobre, aburrido, de vuelo bajo, con muy poco juego y escasas llegadas sobre las vallas.
Fuente: Diario EL DIA
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