Por una cuestión caprichosa del calendario futbolístico, el campeonato de Primera División del ‘82 se terminó definiendo al año siguiente. El lunes 14 de febrero de 1983 se jugó la última fecha del torneo, que se denominó “Soberanía Nacional”.
Estudiantes se trasladó a Córdoba para enfrentar a Talleres, en Estadio Chateau Carreras; mientras que Independiente también tuvo que hacer lo propio al viajar a la provincia mediterránea con el fin de visitar Racing, en el barrio de Nueva Italia. El Pincha llegaba con un punto de ventaja sobre el Rojo de Avellaneda, una lucha pareja y equilibrada entre ambos equipos como lo fue a lo largo de toda la competencia.
A todo esto, Estudiantes -que días antes había sellado el triunfo frente a Vélez con un cabezazo del Tata Brown, en un partido que se completó tras ser suspendido en su momento- sabía que tenía que ganar para no depender de lo que suceda con Independiente.
LA NOCHE CORDOBESA
El equipo albirrojo, dirigido por Carlos Salvador Bilardo -que había asumido al frente del plantel un año atrás con el profe Ricardo Echevarría y que en el Nacional ‘82 alcanzó las semifinales- salió a atacar y a presionar bien arriba a Talleres. Claro que la cuestión no fue fácil en la noche cordobesa.
A diez minutos de finalizar la etapa inicial, un choque casual entre Chocolate Baley con Guillermo Trama dejó afuera al arquero “tallarín” por lo que tuvo que ingresar en su lugar un juvenil, que hacía su debut en la categoría máxima del fútbol argentino: Angel David Comizzo. Cero a cero finalizó el primer tiempo y el partido se jugaba con la radio pegada en la oreja para escuchar lo que sucedía con Independiente, que a esa altura tampoco se sacaba ventajas ante Racing de Nueva Italia.
Parecía que el equipo del Narigón se había guardado todas las emociones para el arco donde atrás, en la cabecera del estadio Chateau Carreras, se encontraba la parcialidad pincharrata que viajó a Córdoba en gran número para prestar su aliento. Abel Herrera no salió a jugar el segundo tiempo como consecuencia de que su tobillo izquierdo no daba más y estaba demasiado inflamado. En su lugar ingresó Claudio Gugnali.
Estudiantes siguió teniendo la iniciativa y sobre los seis minutos tomó la pelota Alejandro Sabella, se metió al área y Coleoni lo bajó. Claro penal que cobró Jorge Romero. El encargado de la ejecución fue José Luis Brown, que como era su costumbre, le pegó fuerte y al medio: 1 a 0.
Acariciaba el título. Y más cuando dos minutos después se fue expulsado Lucco, pero sobre todo cuando a los 25 -ya había ingresado Miguel Angel Lemme por Pachorra Sabella-, Marcelo Trobbiani le puso un pase en profundidad a Hugo Gottardi, que lanzado en velocidad eludió al arquero y con la valla desguarnecida puso el 2 a 0, que a la postre sería el resultado definitivo. La algarabía era total en el Chateau Carreras, ya no importaba lo que sucedía en Nueva Italia donde Independiente terminó empatando en dos tantos.
Y así llegó el final. Estudiantes volvía a gritar campeón en el fútbol argentino después de dieciséis años, cuando en el Metro ‘67 de la mano de Osvaldo Zubeldía y Carlos Salvador Bilardo adentro de la cancha obtenía su primer título en el profesionalismo. En este caso, el Narigón había sido el estrega para armar un equipo que sabía a lo que jugaba y que además de sus grandes individualidades aportó un juego colectivo sin fisuras a lo largo de treinta y seis fechas del torneo
UN PLANTEL DE LUJO
Aquel plantel de Estudiantes campeón estuvo conformado por Juan Carlos Delménico, Julián Camino, José Luis Brown, Miguel Angel Gette, Abel Herrera, Marcelo Trobbiani, Miguel Angel Russo, Alejandro Sabella, José Daniel Ponce, Hugo Gottardi, Guillermo Trama (goleador con 13 tantos), Miguel Angel Lemme, Angel Landucci, Rubén Horacio Galletti, Alberto Monzón, Luis Malvarez, Sergio Gurrieri, Walter Perazzo, Héctor Vargas, Daniel Martínez, Carlos Bertero y Claudio Gugnali.
Tras la obtención del título, Carlos Bilardo tomó la dirección técnica del seleccionado argentino dejándole la posta a Eduardo Luján Manera que otra vez llevaría a Estudiantes a la cima del fútbol argentino con la coronación en el Campeonato Nacional 1983 al vencer en la final, casualmente también a Independiente, dos equipos que en esa época marcaron una tendencia y que el Narigón se basó en sus jugadores para dar los primeros pasos en la Selección de nuestro país.
Estudiantes se trasladó a Córdoba para enfrentar a Talleres, en Estadio Chateau Carreras; mientras que Independiente también tuvo que hacer lo propio al viajar a la provincia mediterránea con el fin de visitar Racing, en el barrio de Nueva Italia. El Pincha llegaba con un punto de ventaja sobre el Rojo de Avellaneda, una lucha pareja y equilibrada entre ambos equipos como lo fue a lo largo de toda la competencia.
A todo esto, Estudiantes -que días antes había sellado el triunfo frente a Vélez con un cabezazo del Tata Brown, en un partido que se completó tras ser suspendido en su momento- sabía que tenía que ganar para no depender de lo que suceda con Independiente.
LA NOCHE CORDOBESA
El equipo albirrojo, dirigido por Carlos Salvador Bilardo -que había asumido al frente del plantel un año atrás con el profe Ricardo Echevarría y que en el Nacional ‘82 alcanzó las semifinales- salió a atacar y a presionar bien arriba a Talleres. Claro que la cuestión no fue fácil en la noche cordobesa.
A diez minutos de finalizar la etapa inicial, un choque casual entre Chocolate Baley con Guillermo Trama dejó afuera al arquero “tallarín” por lo que tuvo que ingresar en su lugar un juvenil, que hacía su debut en la categoría máxima del fútbol argentino: Angel David Comizzo. Cero a cero finalizó el primer tiempo y el partido se jugaba con la radio pegada en la oreja para escuchar lo que sucedía con Independiente, que a esa altura tampoco se sacaba ventajas ante Racing de Nueva Italia.
Parecía que el equipo del Narigón se había guardado todas las emociones para el arco donde atrás, en la cabecera del estadio Chateau Carreras, se encontraba la parcialidad pincharrata que viajó a Córdoba en gran número para prestar su aliento. Abel Herrera no salió a jugar el segundo tiempo como consecuencia de que su tobillo izquierdo no daba más y estaba demasiado inflamado. En su lugar ingresó Claudio Gugnali.
Estudiantes siguió teniendo la iniciativa y sobre los seis minutos tomó la pelota Alejandro Sabella, se metió al área y Coleoni lo bajó. Claro penal que cobró Jorge Romero. El encargado de la ejecución fue José Luis Brown, que como era su costumbre, le pegó fuerte y al medio: 1 a 0.
Acariciaba el título. Y más cuando dos minutos después se fue expulsado Lucco, pero sobre todo cuando a los 25 -ya había ingresado Miguel Angel Lemme por Pachorra Sabella-, Marcelo Trobbiani le puso un pase en profundidad a Hugo Gottardi, que lanzado en velocidad eludió al arquero y con la valla desguarnecida puso el 2 a 0, que a la postre sería el resultado definitivo. La algarabía era total en el Chateau Carreras, ya no importaba lo que sucedía en Nueva Italia donde Independiente terminó empatando en dos tantos.
Y así llegó el final. Estudiantes volvía a gritar campeón en el fútbol argentino después de dieciséis años, cuando en el Metro ‘67 de la mano de Osvaldo Zubeldía y Carlos Salvador Bilardo adentro de la cancha obtenía su primer título en el profesionalismo. En este caso, el Narigón había sido el estrega para armar un equipo que sabía a lo que jugaba y que además de sus grandes individualidades aportó un juego colectivo sin fisuras a lo largo de treinta y seis fechas del torneo
UN PLANTEL DE LUJO
Aquel plantel de Estudiantes campeón estuvo conformado por Juan Carlos Delménico, Julián Camino, José Luis Brown, Miguel Angel Gette, Abel Herrera, Marcelo Trobbiani, Miguel Angel Russo, Alejandro Sabella, José Daniel Ponce, Hugo Gottardi, Guillermo Trama (goleador con 13 tantos), Miguel Angel Lemme, Angel Landucci, Rubén Horacio Galletti, Alberto Monzón, Luis Malvarez, Sergio Gurrieri, Walter Perazzo, Héctor Vargas, Daniel Martínez, Carlos Bertero y Claudio Gugnali.
Tras la obtención del título, Carlos Bilardo tomó la dirección técnica del seleccionado argentino dejándole la posta a Eduardo Luján Manera que otra vez llevaría a Estudiantes a la cima del fútbol argentino con la coronación en el Campeonato Nacional 1983 al vencer en la final, casualmente también a Independiente, dos equipos que en esa época marcaron una tendencia y que el Narigón se basó en sus jugadores para dar los primeros pasos en la Selección de nuestro país.
Fuente: Diario EL DIA
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